Primero construye tu propio yo interior
¿Qué ha hecho específicamente para la construcción de naciones?
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Dr. Alfredo Sfeir-Younis
Dzambling Cho Tab Khen
La construcción de una nación es un proceso muy complejo. Participar en la construcción de una nación en el siglo XXI no es lo mismo que ser parte de la construcción de una nación “desde cero”, hace varios siglos, cuando no había demasiadas “naciones”, tal como las entendemos hoy.
Las contribuciones a la construcción de una nación se están produciendo en una época en la que la noción de “Estados nación” (un país independiente) es bien conocida y practicada (es decir, desde el Tratado de Westfalia de 1648). Un tratado que, entre otras cosas, fijaba fronteras entre una serie de naciones de nueva creación. Hoy en día, se puede decir que cada nación forma un mandala (“varios diseños geométricos”), con un centro y una periferia (“fronteras”). Desde 1648, la mayoría de los países se han construido dedicando la mayor parte de sus energías, recursos y conocimientos al fortalecimiento de su periferia (“una protección militar de sus fronteras”). Esto ha llevado al crecimiento de los ejércitos y a la posesión de grandes cantidades de armas, incluidas las nucleares, provocando una carrera armamentista sin fin, que ahora amenaza a todo el planeta.
En el área de la construcción de naciones, mi participación y mis esfuerzos personales han sido intentar trasladar la fuerza y la sabiduría de las naciones desde la periferia al centro del mandala (“pueblo, gobernanza, identidad…”). Cambiar el “poder material” ubicado en la frontera para desarrollar el conocimiento y la sabiduría que deben ubicarse en su centro (“eje”).
En este sentido, he centrado mis actividades de construcción nacional en aquellos componentes que realzan el poder en el centro del mandala (‘conciencia colectiva’): construir la identidad de los ciudadanos, crear un sentido de pertenencia, fortalecer la unidad y la estabilidad, proteger el entorno natural y humano, desarrollar la confianza hacia las instituciones más importantes como la democracia y la justicia, implementar el respeto por los derechos humanos y nuestras responsabilidades compartidas, apoyar el reconocimiento y la implementación del derecho de la naturaleza y los derechos de todos los seres sintientes, nutrir con capital humano y poder local las organizaciones de base ciudadana, mejorar la justicia y la equidad social, ayudar a las corporaciones en su inserción dentro de un espacio planetario, conservar y expandir los valores humanos y la cultura, definir e implementar una política exterior coherente…
Varias de mis contribuciones se realizaron durante mi campaña presidencial en 2013-14 y mi campaña senatorial en 2017. Pero, también, e indirectamente, en el Banco Mundial y en mi trabajo y transformación espiritual.
Un importante paraguas de la construcción nacional ha sido el establecimiento y la consecución de un desarrollo sostenible en todas sus dimensiones: ecológica, económica y social. Esto se ha logrado mediante el establecimiento de una “visión correcta” para el país y mediante el florecimiento de la sabiduría indígena para la sostenibilidad y la justicia.
Todo se ha inspirado en valores colectivos como la cooperación, la solidaridad, la justicia, el amor, la compasión, etc. La formación de líderes también ha sido un componente fundamental, tanto en el sector público como en el privado. Muchos libros, artículos, seminarios, conferencias, retiros… se han producido siguiendo las líneas descritas anteriormente. Como mencioné anteriormente, y no menos importante, ha sido mi contribución a la integración de la espiritualidad y la economía y la política. No es una tarea fácil, pero sí que ha sido ampliamente reconocida.