Declaración Dirigida al Pueblo Chileno

Declaración Dirigida al Pueblo Chileno

Alfredo Sfeir Younis, PH.D. – Dzambling Cho Tab Khen

Hoy hablo como simple ciudadano chileno.

Ustedes han escrito uno de los capítulos más importantes de la historia contemporánea de Chile. Han dado un paso de gran contenido humano y social, acompañado de paz y felicidad, de las que hace mucho tiempo carecíamos. En el pasado, cuando nos ofrecimos a hablar de estas dimensiones humanas, el debate y la conversación tomaron otro cariz y, al final, nuestra visión diferente desapareció. Hoy esto ha cambiado, ustedes lo han cambiado y todos lo apreciamos, incluidas las generaciones futuras que están por venir. Ha quedado demostrado que estos procesos ciudadanos no son simplemente una declaración de “guerra” y “violencia” como se ha dicho.

¿Cómo entender mis reflexiones? No como un conjunto de medidas, en paralelo o en contradicción con el mercado de ofertas que vemos hoy: la construcción de un árbol de navidad. Mis reflexiones intentan contribuir a un llamado estratégico, con la idea de posicionarnos hoy de cara a un nuevo futuro.

  • Primero, y de ahora en adelante, el debate, el camino crítico, la brújula y las formas de liderazgo deben ir en otra dirección…
  • En segundo lugar, veo este momento como una gran oportunidad para cambiar, transformar y realizarse. Además, una oportunidad de servir.
  • En tercer lugar, nos encontramos en un punto de inflexión. En un punto donde nuestra vida y nuestra consciencia son UNA, y donde no hay ni debe haber dualidad. Es un momento de unión, donde debemos estar muy conscientes y enfocados.
  • Cuarto, no debemos dejar que nuestras conciencias y mentes queden atrapadas por un economicismo enfermo, cuando la economía es nada más y nada menos que personas: nosotros. La economía debe estar a nuestro servicio.
  • Quinto, las emociones colectivas de hoy deben tener la capacidad colectiva de encender nuestro amanecer espiritual, nuestra identidad individual y social y nuestro sentido de pertenencia, y no permitir que estas emociones nos dejen paralizados al profundizarnos (enredarnos) en emociones negativas.

Además, este paso histórico ha creado una nueva conciencia y energía dentro de nuestra sociedad. No podemos perder, agotar o eliminar esta energía. Esta energía debe canalizarse hacia la construcción de una nueva sociedad, una nueva institucionalidad, un nuevo liderazgo y una nueva forma de hacer política. Hoy, el nuevo camino debe abrirse como resultado de una visión correcta, que permita evaluar concienzudamente si las acciones ofrecidas tienen los méritos que realmente esperamos. No permitamos que nos empujen a elegir lo que “otros” piensan que son las acciones perfectas, cuando todos sabemos que estas propuestas son fruto de una visión equivocada. Este gran despertar debe conllevar un compromiso y una responsabilidad para construir ese futuro juntos.

Entiendo este nuevo amanecer como un cambio profundo en lo político, económico, institucional y social; algo que he querido y compartido durante varias décadas. En el océano de diversas realidades humanas, sociales, ambientales y espirituales que vive nuestra sociedad, las propuestas que veo hoy son como los remedios que se pueden comprar sin receta, y que tienen un impacto muy limitado; y, donde la etiqueta generalmente dice: “Son sólo para una mejora temporal de los síntomas, y si los síntomas persisten, visite a su médico”. Por lo tanto, las soluciones de carácter puramente económico que se ofrecen ahora son simplemente soluciones de mosaico, o medidas temporales de contención social.

No nos confundamos. Esta transformación debe ir mucho más allá de las simples demandas económicas. Tiene que haber otro sistema económico que no sea este neoliberalismo individualista y materialista, como por ejemplo la economía circular o la economía del cuidado. No podemos aceptar medidas económicas que nacen de la misma institucionalidad que creó los problemas que enfrentamos (neoliberalismo). No hay duda de que varias medidas tienen méritos en sí mismas (por ejemplo, un aumento de las pensiones) pero, al mismo tiempo, debemos mirar hacia el horizonte que produzca el cambio que realmente queremos (por ejemplo, la creación de un sistema de pensiones). seguridad social en todo su espesor). Tienes que empezar ahora mismo. Esto, a través de un mapa colectivo de transformación que delimitará los espacios de acción y comportamiento; una brújula, que definirá la intención y trayectoria del camino a elegir; y nuestra sabiduría, que construirá una nueva gramática social en el ámbito de la acción y el comportamiento individual y social. Ahora mismo, el gran desafío es orientar la brújula en la dirección correcta.

A partir de ahora ya no podemos vivir indiferentes ni en piloto automático. Tiene que ser una construcción social consciente del más alto nivel. Estoy convencido de que tenemos una capacidad ilimitada para crear un nuevo futuro. Nuestro propio futuro. Como simple ciudadano, tengo el deseo de participar junto con todos vosotros en la construcción de esta nueva sociedad, de este nuevo futuro. No aceptemos que se imponga un camino que finalmente se convierta más en un retroceso que en un avance real: que nos hagan dar un giro de 180 grados. Y para ello debemos prepararnos para gobernar, prepararnos para lo desconocido, para prestar atención a nuestro caminar como colectivo. El ejercicio del poder va mucho más allá de acciones de carácter económico. No necesitamos más años de experiencia sino un verdadero y efectivo empoderamiento ciudadano, o que sigamos imitando a otros países, practicando modelos económicos y políticos que no son los nuestros. Debemos tener nuestros propios sueños. Somos una sociedad que tiene derecho a vivir su presente, que representa el único andamio para construir una nueva sociedad. El modelo económico y político actual está hecho para mantenernos distraídos. Por eso, debemos estar muy dispuestos a incluir a todos para el beneficio de todos.

Somos artífices y testigos de un gran despertar, y decidimos si avanzamos hacia un nuevo camino de desarrollo y transformación humano-social, o si ponemos todas las energías en volver al pasado (que ya pasó). No volvamos al pasado; seremos estatua de sal. Necesitamos construir una sociedad sostenible con una ciudadanía empoderada a través de un compromiso colectivo. Ésta es la otra manera. Sí, todos debemos comprometernos. Un compromiso, por ejemplo, con nuestros niños, con los mayores, con los más vulnerables… Necesitamos también la práctica de una política empoderada a través de otro compromiso: una nueva democracia ciudadana participativa y deliberativa. Pero, no nos engañemos, porque parte de este compromiso es también sanar nuestras heridas profundas que nos duelen y dividen. La curación debe ser una prioridad dentro de nuestra nueva sociedad.

Tener una visión acompañada de estrategias poderosas y efectivas es clave, particularmente en tiempos de crisis. Muchos movimientos sociales (por ejemplo, la Primavera Árabe, los indignados, los ocupantes, etc.) han desaparecido o se han integrado en la institucionalidad política tradicional que, en su mayor parte, ha sido la fuente misma de los problemas que ellos mismos enfrentan. movimientos políticos que detestaban. Una institucionalidad que parece tan indomable como domar a un elefante blanco. Esto exacerba la necesidad de definir liderazgos que se muevan y construyan a partir de las energías del pueblo (tú). Debemos “conservar” y “gestionar” nuestras energías con cuidado, porque el camino es muy largo. No perdamos el tiempo culpándonos ni criticándonos, sino contribuyendo a este gran desafío. Hoy tenemos la opción de caminar hacia el pasado o hacia el futuro. Caminemos hacia el futuro. Y, cuando hablo de futuro, no hablo necesariamente de robótica sino de un humanismo profundo. No hablo de materialidad sino de la espiritualidad de una nación. No hablo de simples discursos, sino de una nueva gramática social.

No entremos en el espacio de la ansiedad política colectiva, porque si nuestra mente está atrapada por la ansiedad política, lo más probable es que esta ansiedad se traduzca en lo que más miedo colectivo crea en nosotros. Una mente ansiosa no nos permitirá capturar el más importante de estos momentos. Pido que la ansiedad no nos haga retroceder al pasado, sino que nos fortalezca en el camino hacia una nueva forma de solidaridad, cooperación y paz social. Nuestra mente no debe descansar en el pasado sino enriquecerse del presente y caminar hacia un nuevo horizonte social. Quieren que perdamos el tiempo, que se nos acabe, que tomemos decisiones equivocadas, que aceptemos medidas de consumo rápidas. En la última marcha hemos vencido nuestros miedos y hemos expresado claramente lo que queremos. Será nuestra fuerza interior y nuestra conciencia la que nos permitirá sumarnos plenamente, comprender la dimensión histórica que vivimos, instalarnos en el lugar donde queremos estar y determinar cómo vamos a caminar hacia un nuevo futuro. Parto de la base de que lo que estamos viviendo es algo cierto, no una moda pasajera, y que llegó para quedarse. Eso exige escuchar lo que está sucediendo en un nivel muy sutil. No nos dejemos influenciar por los medios.

Todo lo anterior requerirá de una nueva constitución; de enfoques innovadores respecto de la institucionalidad nacional existente (privada y pública); de asignación derechos de propiedad y responsabilidades colectivas; de liderazgo colectivo local, regional y nacional; de asignación de nuestros recursos (especialmente nuestros recursos naturales y sus respectivos servicios); de entendimiento respecto de lo que entendemos por progreso, desarrollo, bienestar, competitividad; etc.   Muchos esperan que yo genere una lista de acciones concretas en contraposición a lo que se ha puesto sobre la mesa.  Mi preocupación es como juntos vamos a definir el contenido de esas medidas.  Este es un proceso y no necesariamente un documento como este.  Por eso pienso que es la sociedad civil la que debe jugar el papel de generar las acciones concretas, y los lideres o voceros que ellos encuentren representativos, como servidores mandatados de esas acciones.  Para aquellos que quieren saber mi opinión, vean lo que dije en la campaña presidencial del 2013, y la campaña senatorial de 2017, mas todas las publicaciones que he hecho a través de Facebook y otros medios sociales de comunicación: cambios institucionales (nueva constitución, no más de 10 ministerios, una sola cámara en el congreso, no más AFPs, una sociedad basada en los derechos y no en el mercado); cambios de gobernabilidad (todos los recursos naturales deben ser de propiedad de la ciudadanía con la garantía del estado, regionalización total, ordenamiento territorial); cambios en el sistema económico (una economía circular, una economía del cuidado, salario mínimo ético, pensión mínima equivalente al salario mínimo); cambios de valores y hábitos (valores colectivos, valores naturales); etc.

Antes de concluir, quisiera decir que no quiero ver a mi país sólo materialmente rico, sino espiritualmente pobre. Queremos una sociedad feliz, compasiva, dedicada a lo mejor que tenemos como ciudadanos. Siempre he ofrecido al país lo mejor de mí, lo mejor que puedo dar, no para ganar más poder personal, sino como una forma personal de servicio colectivo.

Gracias.

 

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